Según uno de los últimos informes de Naciones Unidas alrededor de unos 7.000 millones de personas sufrirán escasez de agua en el año 2050. Por otro lado, el calentamiento global está produciendo menos lluvias en diferentes lugares del mundo.

Con la teoría de las tres erres (Reducir, Reciclar y Reutilizar) podemos tomar conciencia de la importante gestión de los recursos naturales y lo importante que es para nuestro medio ambiente. La reutilización de los recursos hídricos es imprescindible para ello.

Por ese motivo, la reutilización y el reciclaje tanto de las aguas pluviales como de las aguas grises nos permite poder ahorrar agua potable, reducir la huella hídrica de la instalación y contribuye a una gestión sostenible del recurso.

Las aguas grises son aguas que pueden tratarse fácilmente y son fácilmente reutilizables por un proceso de eliminación de sólidos en suspensión, filtración y desinfección. Tras este proceso, estas aguas ya reutilizadas pueden ser útiles para el lavado de coches o el riego.

En cuanto a las aguas pluviales, su recuperación y reutilización consiste en la filtración del agua acumulada en una superficie concreta como un tejado y esta se almacena en un depósito para después poder ser trata a través de un circuito hidráulico. Aunque el agua de lluvia no es agua que se considera como potable, esta posee una gran calidad, ya que contiene una baja concentración de contaminantes. El agua de lluvia se puede reutilizar perfectamente para usos domésticos como para lavadoras, lavavajillas etc.

Con el reciclaje de estas aguas estaremos contribuyendo al medio ambiente reduciendo así la huella hídrica.

¿Qué es la huella hídrica?

La huella hídrica nos indica el uso total de agua fresca que se emplea para poder producir bienes o servicios consumidos por individuos, comunidades o empresas. Su cálculo nos ayuda a entender y optimizar el consumo de agua permitiendo así que se realicen gestiones más eficientes para la regulación de este. La cantidad de agua que necesitamos en nuestro día a día se denomina huella hídrica.

La huelle hídrica se compone de tres elementos en función de la procedencia del agua:

  • Huella hídrica verde: Es el agua de lluvia y nieve que queda almacenada en la tierra y se evapora o transpira a las plantas.
  • Huella hídrica azul: Esta agua proviene de recursos hídricos subterráneos o en superficies y que se evapora durante la producción de un bien o se incorpora a él o es vertida al mar.
  • Huella hídrica gris: Es el agua fresca requerida para diluir el agua contaminada en el proceso de producción has que cumpla con unos estándares de calidad

¿Cómo se puede reducir la huella hídrica?

España se encuentra en el octavo puesto con mayor huella hídrica del mundo y el segundo a nivel europeo. La reducción de la huella hídrica se encuentra en manos de los productores, pero también de los consumidores. Para poder llevar a cabo la reducción de la huella hídrica podemos seguir una serie de consejos:

  • Reducir en la medida de los posible el desperdicio de alimentos
  • Apoyar la agricultura sostenible. Consumir alimentos de granjas sostenibles o productos en empresas locales.
  • Ahorrar agua en el hogar.
  • Evitar el consumo de agua embotellada para reducir los plásticos y la contaminación de mares y océanos.
  • Utilizar energía verde para fomentar la energía renovable.

Instalaciones centralizadas y tratamientos para la reutilización de aguas grises y pluviales

En general, a nivel doméstico, las aguas más reutilizadas son las aguas grises, especialmente aquellas denominadas como aguas grises claras, es decir, aquellas que tienen un nivel menor de contaminación. Las aguas grises que proceden de las duchas o bañeras no están tan contaminadas como aquellas que proceden de fregaderos, bidés o inodoros. Estas aguas necesitan de un mayor proceso de desinfección para poder volver a ser utilizadas.

Las aguas pluviales, aquellas procedentes de la atmósfera, se observa que en general, la ausencia de substancias contaminantes hace que estas aguas se consideran aguas de bastante calidad y que, por tanto, no necesitan tanto proceso de desinfección como las aguas pluviales.

Toda instalación para la reutilización de las aguas grises y pluviales de un edificio, Debe de disponer de unos elementos y componentes que puedan facilitar que el agua esté en condiciones óptimas para su reutilización. Para ello es importante contratar a una empresa especialista en las instalaciones de este tipo de equipos para que no haya ningún inconveniente tiempo después de realizarse la instalación.

Existen, además, diferentes sistemas de tratamientos para poder reutilizar estas aguas: físicos, fisicoquímicos, biológicos e incluso existe la posibilidad de una reutilización directa de estas aguas utilizando simplemente una serie de aparatos muy sencillos que recogen estas aguas y las envían directamente a los puntos de uso sin tratamiento previo y con ausencia mínima de almacenaje.

En cualquiera de ambos casos, el ahorro de agua que se obtiene en las viviendas y edificios con la implantación de un sistema de reciclaje de las aguas pluviales y grises oscila entre el 35% y el 40% del agua potable en red.

Proyecto Aquavet

El proyecto Aquavet fue un proyecto de la Unión Europea presentado en el año 2017 en el que la asociación de CONAIF trabajó durante 3 años con otras cinco organizaciones distintas entre los países de Grecia, Holanda y Reino Unido.

El objetivo de este proyecto fue el de mejorar el conocimiento y las competencias en tecnologías eficientes en agua y en la reutilización de aguas pluviales y reciclaje de las aguas grises.

– Laura Funchal Loeches

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