Aleix Puig: “Monte un negocio de tapas y me equivoqué. Después llegó la hamburguesa”

Accesible en ascensor, el restaurante Dani Brasserie del Four Seasons Hotel Madrid está a pie de calle en Sevilla, y mucha gente se sube a los ascensores para intentar tocar el cielo con algo tan suntuoso, trascendente como unas hamburguesas. Solomillo Simmental cocido, foie gras y queso parmesano intercalados entre bollos de brioche disfrazados de bollos jugosos dan la vuelta a la casa, afortunadamente Demand no tiene vergüenza. El bocadillo en cuestión lleva el nombre -Rossini- y tiene un precio de 35 euros sellado por Dani García, paradójicamente, es la imagen de marca de una sofisticada línea de hamburguesas de una popular cadena de comida rápida.

“No sabemos nada sobre el mercado de reparación o ‘entrega’. Hemos aprendido mucho y ahora dedicamos 16 horas al día a estudiar. Somos una startup y tomamos esa decisión. No es fácil crecer tan rápido”, admite, y su propuesta se basa en tres pilares: la cualidad democratizadora de una hamburguesa, su rapidez y su imagen “rebelde”.

“Delivery” es el punto de partida para el comisario Frankie Burgers (Ponzano, Madrid, 46, alcalde, Alcalá de Henares, 3), y la pandemia es la ocasión perfecta para ello. Los socios de Grupo Monio, Jesús Rivero y Fran Rodríguez, vieron un nicho alrededor de la hamburguesería Alcalá de Henares. Sacrificaron a un grupo local para construir una cocina fantasma.

Teresa Renero San Miguel.