La nueva Ley de Cambio Climático abre todo un universo de expectativas en el sector eléctrico

El Consejo de Ministros ha refrendado la nueva Ley de Cambio Climático cuyo borrador ya está listo por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Se trata de una herramienta cuyo objetivo primordial es “construir una economía y una sociedad menos vulnerables, más seguras y resilientes a los impactos y riesgos del cambio climático, capaz de anticipar, responder y adaptarse a un clima cambiante”.

El texto de la Ley de Cambio Climático reúne los siguientes objetivos para alcanzar la neutralidad climática y subraya que sólo podrán ser revisados al alza:

– Determina, por primera vez, que España deberá alcanzar la neutralidad climática no más tarde de 2050.

– Antes de mitad de siglo, el sistema eléctrico de España tiene que ser 100 % renovable.

– Para ello, en 2030, las emisiones del conjunto de la economía española deberán reducirse en al menos un 20% respecto al año 1990. Se trata de un objetivo coherente con el aumento de ambición que se ha fijado la Comisión Europea: una reducción en 2030 de entre el 50 % y el 55 % de las emisiones respecto a los niveles de 1990.

– Al finalizar la próxima década, como mínimo 35 % del consumo final de la energía deberá ser de origen renovable. En el caso del sistema eléctrico, la presencia renovable en 2030 deberá ser de al menos un 70 %.

– Las medidas de eficiencia energética tendrán que reducir el consumo de energía primaria en, al menos, un 35 %.

Las herramientas a través de las cuales se implementarán estos fines vendrán determinadas por medio de los sucesivos Planes Nacionales de Energía y Clima (PNIEC). El primero de ellos, para el periodo 2021-2030, diseña una trayectoria que permitirá reducir las emisiones en un 23 % respecto a 1990 al finalizar la presente década, duplicando el porcentaje de renovables en el consumo final, hasta un 42 %. La presencia de energías limpias en el sistema eléctrico llegará hasta 74 % y la eficiencia mejorará en un 39,5 %.

Según los modelos del PNIEC 2021-2030, la transición ecológica atraerá más de 200.000 millones de euros de inversión en los próximos diez, generando entre 250.000 y 350.000 empleos netos anuales. La movilización de inversiones, el ahorro de energía y una mayor presencia de renovables –la fuente más barata–, permitirán que el Producto Interior Bruto (PIB) aumente en torno un 1,8 % en 2030, respecto de un escenario sin medidas. En concreto, entre los 16.500 y los 25.700 millones de euros.

Además de con los sucesivos PNIEC, la senda de descarbonización del país se proyectará a través de la Estrategia a Largo Plazo 2050, cuya primera versión ultima el Gobierno. Y junto a estos instrumentos de planificación, se diseña un marco de gobernanza para reforzar la participación, con el Comité de Expertos de Cambio Climático y Transición Energética y también a través de la participación de los agentes sociales y económicos, y del público, que estará garantizada en los diferentes planes, programas, estrategias, instrumentos y disposiciones de carácter general que se adopten en la lucha contra al cambio climático.

Eficiencia energética y energías renovables como palancas de reactivación económica

La eficiencia energética y la progresiva penetración de energías renovables en el mix energético español constituyen palancas de reactivación económica en el corto plazo y, al tiempo, posibilitan la consolidación de la cadena de valor asociada a su despliegue. Son, además, los pilares de la descarbonización y permiten también empoderar al ciudadano, situándolo en centro del sistema energético.

El proyecto incorpora medidas para facilitar su integración, ofreciendo señales claras que otorguen confianza a los inversores. Entre otras disposiciones, crea la figura del titular de almacenamiento como sujeto del sistema eléctrico. Con ello, se favorece la implantación y el desarrollo de estas tecnologías, claves en la gestión de la demanda eléctrica y la seguridad de suministro en un sistema eléctrico 100% renovable. De igual modo, se instituye la figura del agregador independiente, que participará en el mercado comprando o vendiendo diferentes consumos agregados o electricidad generada de consumidores, productores o instalaciones de almacenamiento. Se trata de un nuevo modelo de negocio que, además, posibilita al usuario una mayor optimización de su consumo o de la energía que produce en instalaciones de autoconsumo.

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