Messi volvió a ser Messi

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Messi volvió a ser Messi en la Finalísima.

Esta temporada el aficionado al fútbol se ha acostumbrado a ver a un Messi apático, discreto en muchos partidos, y sin esa chispa que le caracterizaba cuando jugaba en el Barcelona. Su primera temporada en el PSG no ha sido la esperada, pero ayer, en la Finalissima, Messi volvió a ser Messi. Jugando por detrás de Lautaro, el rosarino fue el MVP de un partido en el que hizo de todo y pudo hacer más si Donnarumma no lo hubiera evitado. Messi volvió a ser Messi.

El primer gol tiene a Messi como protagonista. Ese tren inferior tan musculado y potente volvió a funcionar en una jugada personal del rosarino. Tuvo la calma para chocar con Di Lorenzo, aguantar la carrera y los numerosos agarrones del lateral italiano, y colocar un balón al pie a Lautaro para que éste la empujara a la red.

El recital de Messi

La primera parte fue un recital; la segunda más. La selección de Italia empezó a dejar espacios a la espalda y Messi, más allá de su edad y su veteranía futbolística, fue un dolor de cabeza para los defensores italianos. Tuvo tres disparos característicos con su pierna zurda, uno de ellos en los que Donnarumma tuvo que estirarse mucho para evitar que entrase, y dominó la mediapunta de la Albiceleste con puño de hierro. Messi volvió a ser Messi, fue el mejor jugador del partido.

Fue nombrado MVP de la Finalissima, y no es para menos. Messi volvió a ser Messi, y habló dentro del terreno de juego para demostrar que aún tiene fútbol que ofrecer y que su retirada está muy lejos de producirse. El dueño de Wembley fue él, y Londres y el mundo entero fueron testigos de otra exhibición del rosarino.

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Alberto Sánchez Calvo

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