Riesgos laborales en la profesión de electricista

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La electricidad es esa forma de energía que nos permite tener todas las comodidades del mundo. Una calefacción agradable en invierno, aire acondicionado en verano, utilizar lavadoras, frigoríficos e innumerables utensilios y electrodomésticos. La humanidad prácticamente en su totalidad requiere de la electricidad para seguir siendo avanzada y eficaz en sus fines. 

Pero algo interesante a saber es que, esta energía es tan útil como mortal. Exponerse y sufrir una electrocución puede provocar graves daños en una persona. Desde quemaduras, hasta la muerte en los casos más extremos donde la potencia de la electricidad era superior a la que el cuerpo humano puede sobrevivir. 

Por suerte, no es muy común sufrir una electrocución, a no ser, claro está, que tu trabajo te pida mantener una relación cercana con todo lo relacionado con esta energía. Y sin lugar a dudas, el oficio que más cumple estas características no es otro que el de electricista, por lo que, a lo largo de este artículo, os mostraré los riesgos a los que se exponen estos profesionales, así como las medidas de protección que estos deben interiorizar. 

 

Son varios miles las electrocuciones que ocurren a lo largo del año, llegando a ser mortales aproximadamente unas diez según datos del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo. De acuerdo a la Ley de Prevención de Riesgos Laborables es necesario que las empresas que cuenten con electricistas reflejen en su reglamento los riesgos relacionados con la electricidad y medidas necesarias para prevenirlos. 

¿Cuáles son los riesgos derivados de la electricidad? 

El “accidente eléctrico” es el principal riesgo de esta profesión. Consiste en recibir una descarga o sacudida independientemente de los daños que produzca. Estos pueden ocurrir por un contacto directo (enchufe, máquina) o indirecto (tocar algo que ha sido puesto por accidente bajo tensión) 

Los contactos directos suelen tener los siguientes efectos: 

  • Quemaduras. 

 

  • Efectos musculares como calambres o contracciones musculares. 

 

  • Fibrilación ventricular: el corazón deja de bombear sangre al resto de órganos y no funciona a un ritmo normal. Este es la principal causa de muerte por electrocución.  

 

  • Paro respiratorio o asfixia: La corriente impide la contracción de los músculos de los pulmones y por ende, impide respirar. 

 

  • Problemas secundarios a corto plazo como embolias o problemas motores. 

 

  • Efectos tardíos tras el accidente: Generalmente son neuróticos o se presentan como trastornos mentales. 

Los contactos indirectos provocan los siguientes efectos: 

  • Caídas 
  • Golpes contra objetos: Ya sea donde se ha producido el contacto o al caernos 
  • Cortes: Como consecuencia de la pérdida de control sobre el objeto o herramienta utilizada 
  • Quemaduras 

 

Para que a nuestros profesionales no les ocurran tales cosas se deberán tener en cuenta las medidas preventivas para según qué tipo de contacto. Se entiende con medida preventiva aquella que pretende evitar las situaciones de peligro esquivando así los daños mencionados anteriormente. 

 

Medidas preventivas contra los contactos directos 

Principalmente 3: 

  • Usar herramientas y ropas aislantes, que protejan las partes del cuerpo que entren en contacto con los materiales peligrosos. 
  • Colocar barreras y obstáculos que impidan el contacto con las partes activas. En el caso de ser de hierro, también deberán evitarse puesto que conducirá la electricidad. 
  • Cubrir partes activas: Aislar con materiales resistentes la zona activa con la finalidad de que dure en el tiempo. 

Medidas preventivas contra los contactos indirectos 

  • Utilización de tensiones de seguridad 

 

  • Sistemas de doble aislamiento 

 

  • Interruptor diferencial 

 

  • Conexiones equipotenciales 

 

  • Evitar que se pueda acceder a elementos conductores de electricidad y masas 

 

No me cabe la menor duda de que cualquier persona interesada en la profesión, encontrará agradable la información elemental escrita en este artículo. El dicho “más vale prevenir que curar” está grabado a fuego en los trabajadores del sector. 

 

José Francisco Bullón Molina 

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