La contaminación en los interiores

912 171 879

Categorías

Aunque no la podamos observar a simple vista, la contaminación también se encuentra en el interior de nuestras casas, pues la polución puede ocultarse en muebles, productos de limpieza e incluso en la calefacción.

Creemos que entre cuatro paredes estamos completamente resguardados de los agentes contaminantes, pero en realidad el aire de nuestros interiores puede estar cargado de partículas tan nocivas como las que ensucian la atmósfera. A pesar de que no podemos afirmar que la contaminación interior sea tan grave como la exterior, no debemos infravalorarla, especialmente aquellos colectivos más sensibles, como los niños, mayores o personas que padecen asma.

La contaminación del aire causada por la quema incompleta de combustibles en cocinas, estufas o lámparas de baja eficiencia constituyen uno de los riesgos directos más importantes para la salud pública. El aire sucio que encontramos en edificios, gimnasios, coches o establecimientos está considerado según la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el décimo factor de riesgo evitable en importancia para la salud de la población general. De hecho, dos millones de personas mueren cada año en el mundo debido a este fenómeno, según datos de la Organización.

En la actualidad hay pocos riesgos que afecten tanto a la salud en el mundo como la contaminación del aire, que se establece como un riesgo mayor en asmáticos, niños y mayores. Los síntomas de los niños que padecen bronquitis o asma se agravan, aparecen tumores de las vías respiratorias en adultos y además está demostrado que una exposición elevada aumenta el riesgo de padecer cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o cáncer de pulmón. Por si fuera poco, un estudio español demuestra que las posibilidades de desarrollar esta última enfermedad se duplican en aquellas personas expuestas a dosis altas de radón. Como ya vimos en uno de nuestros artículos, dedicado al radón, este gas tiende a concentrarse en interiores, como en viviendas o lugares de trabajo, sin ser apreciado, considerándose como la segunda causa de cáncer de pulmón más frecuente después del tabaco.

Está demostrado que las condiciones de humedad y temperatura, junto con una mala ventilación, pueden empeorar la percepción de la calidad del aire. Las combustiones en instalaciones interiores con mala ventilación o mantenimiento deficiente, como aparatos de calefacción, cocinas, estufas o refrigeradores liberan gases perjudiciales para la salud, como monóxido de nitrógeno (NO), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) o monóxido de carbono (CO), el cual puede originarse en chimeneas de leña, calderas o calefactores en mal estado.

El incremento de estos gases en nuestros hogares, en especial el dióxido de nitrógeno (NO2), está relacionado con la tos nocturna, sibilancias y utilización de medicación broncodilatadora. En realidad, se trata de un subproducto originado principalmente en los procesos de combustión a altas temperaturas, como en los vehículos motorizados y las plantas eléctricas, por lo que es un contaminante frecuente en el exterior de las zonas urbanas. Sin embargo, la exposición continuada incluso en zonas abiertas que contienen niveles de dióxido de nitrógeno tan altos como los registrados actualmente en Europa puede llegar a afectar a las vías respiratorias y agravar enfermedades cardiovasculares.

No obstante, existen otras fuentes de contaminación más allá de nuestras instalaciones en mal estado o averiadas. La contaminación química se fija como otra amenaza, pues tanto los muebles como los productos de limpieza que encontramos habitualmente en nuestros domicilios generan compuestos como el formaldehído, muy relacionado con el cáncer. Esta sustancia se libera principalmente en aquellos muebles formados por madera contrachapada, paneles y aglomerados.

Por su parte, las oficinas se configuran como otro de los escenarios donde nos encontramos más expuestos. Estar rodeado de ordenadores, impresoras y fotocopiadoras no favorece el mantenimiento de una buena calidad del aire, sino que también son fuentes de compuestos orgánicos volátiles.

Además de los aparatos ofimáticos, los contaminantes biológicos como los hongos o los ácaros del polvo, presentes sobre todo en la ropa de cama y de baño, en las alfombras o en los muebles, pueden causar dolores de cabeza, tos, irritación de la garganta o incluso fiebre. La humedad y el calor favorecen su crecimiento, por lo que mantener una buena ventilación en estos establecimientos y evitar encender en ellos los aparatos de calefacción, cocinas o estufas en mal estado será preciso para no correr más riesgo de la cuenta. Asimismo, las endotoxinas producidas por bacterias como la legionela también pueden resultarnos perjudiciales, pues este microorganismo que se encuentra frecuentemente en las torres de refrigeración, los humidificadores o los cabezales de ducha es capaz de provocar brotes epidémicos si no se mantiene una limpieza exhaustiva de los sistemas de ventilación.

Para conseguir una vida sana es fundamental prevenir las causas que nos llevan a tener hábitos poco saludables, en este caso, realizar un insuficiente mantenimiento de nuestras instalaciones. Disminuir la cantidad de aire contaminado dentro y fuera de las viviendas es fundamental para crear un entorno saludable para todos.

Ángela Martín Parrales

TE LLAMAMOS Y TE LO EXPLICAMOS TODO

    Memorias y Proyectos para Instaladores

    Curso de Instalador realiza memorias y proyectos para instaladores desarrollados por instaladores e ingenieros. ¡Clic para más información!

    Echale un vistazo a nuestros cursos