La transición energética y el mercado de los metales

En pleno compromiso mundial para la reducción de emisiones se estima una desmesurada demanda de algunos metales como el cobre, el cobalto, el litio y níquel esenciales para generar y almacenar energía renovable. En el último año el precio de estos metales industriales se ha encarecido suponiendo un retraso para la transición energética.

Por un lado, estos minerales son clave para la construcción de estructuras que generan y almacenan electricidad proveniente de energías renovables. Además, se utilizan para la fabricación de baterías para vehículos eléctricos, paneles solares y aerogeneradores, entre otros. Sin embargo, la escalada de los precios podría perdurar hasta 2030 lo que supondría un retraso para la transición energética.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el precio del litio utilizado para la fabricación de baterías podría aumentar de los 6.000$ la tonelada métrica (precio registrado en 2020) hasta los 15.000$/Tm para finales de 2030. Al mismo tiempo en el último año según datos publicados por el diario El País el cobre ha subido un 40%, el cobalto ha duplicado su valor y el níquel cuesta un 20% más. Por tanto, los precios del cobalto y el níquel también podrían registrar un aumento del precio similar al litio en los próximos años.

El mercado de los metales

En el caso del cobre, níquel y cobalto estos se extraen de minas con procesos que requieren de fuertes inversiones. Y según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) tardan alrededor de una década en pasar del descubrimiento a la producción. Por su parte, el litio proviene mayoritariamente de manantiales minerales y salmueras donde se extrae gracias al bombeo de agua salada subterránea. El tiempo para una nueva producción se estima que es de cinco años lo cual acorta los tiempos.

Sin embargo, aunque la demanda de estos metales puede aumentar, la oferta reacciona de forma más lenta. La oferta atiende a diversos factores, estos son: la concentración del mercado, las regulaciones ambientales y sobre todo las innovaciones en cuanto a las tecnologías para la extracción.

Por tanto, según apunta el FMI “si la minería tuviese que satisfacer el consumo en este escenario de cero emisiones netas hasta 2050 que propone la AIE los precios alcanzarían máximos históricos”. Lo que se traduciría en un aumento de los costes con el consiguiente atraso de la transición energética.

¿Quiénes serían los beneficiados y perjudicados en este panorama?

Como es evidente, el aumento de costes afectaría a la inflación, el comercio y la producción. Entonces, estos cuatro metales podrían incidir en la economía global beneficiando a los productores de estas materias primas. Algunos ejemplos de países productores son la Republica Democrática del Congo que cuenta con un 70% de la producción mundial de cobalto. También se beneficiarían Australia por su litio, cobalto y níquel y Chile, Perú, Rusia e Indonesia por el cobre y litio.

Por otra parte, el cambio tecnológico es complicado de predecir y la velocidad de la transición energética depende de las decisiones políticas. Así, para facilitar el funcionamiento de los mercados según ha expresado el FMI “se necesita una política climática creíble y coordinada a escala mundial”. También ha expresado la necesidad de una “reducción de las barreras comerciales y la restricción a la exportación permitiría que los mercados funcionasen de manera más eficiente”. Todo ello con el fin de facilitar la transición a la energía limpia.

Erika Forero Ovalle 

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